NO ES FÁCIL HABLAR SOBRE LA ENERGÍA QUE CONSUME UN AEROPUERTO.
Las múltiples capas en las que las terminales del trasporte aéreo operan tienen necesidades diferentes e igualmente importantes. Mientras que un sector se especializa en la seguridad y el control de todas las operaciones aéreas, otro debe enfocarse en el confort y optimización de la experiencia del cliente. Además, existe la dificultad adicional de tener sistemas resistentes a operar a lo largo de todo el día, a lo largo de todo el año.
Los aeropuertos también tienen una presión grande por evolucionar, puesto que la economía mundial es cada vez más dependiente del tráfico aéreo. La visión a futuro de muchos de los aeropuertos del mundo es la de ser centros de transporte multinodos, diseñados para el intercambio de personas, información y comercio. El reto de dicha visión es tener procesos y sistemas más digitalmente perceptivos, interconectados, inteligentes y de simple acceso. Para llegar a esto, es indispensable para un aeropuerto enfrentar tareas como predecir la demanda de población, proveer una experiencia de viaje mejorada, aumentar la eficiencia operativa, incrementar la productividad de su personal y garantizar la seguridad.
En el esfuerzo por mejorar sus tecnologías, muchos aeropuertos han buscado soluciones en sostenibilidad*. El Aeropuerto Internacional de Cochín (CIAL), al sur de India, recibió este año el Champion of the Earth Award, otorgado por el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (UNEP) por ser el primer aeropuerto del mundo en operar en su totalidad con energía solar. Otros aeropuertos, desde el AI Daniel K. Inouye en Honolulu hasta el AI Norman Manley en Jamaica han hecho grandes inversiones en soluciones solares similares.
Si bien la generación de energía solar es un importante primer paso, suele ser una solución aislada. El impacto que tiene un aeropuerto sobre el medio ambiente va mucho más allá del consumo de energía eléctrica, y esto es algo que los aeropuertos con certificación LEED saben bien. Esta certificación, o mejor dicho grupo de certificaciones, requieren soluciones de análisis continuo e integrado en toda la operación, con el fin de obtener ahorros de energía basados en comportamiento, huella neutral de carbono, tratamiento y ahorros en el consumo de agua y gas, entre otros. Actualmente existen 230 edificios relacionados con aeropuertos (terminales, torres de control, oficinas, etc.) que cuentan con este certificado el cual se divide en normal, plata, oro y platino.
El aeropuerto de San Diego, California, fue el primero en tener una certificación LEED platino
Conseguir certificado platino es un reto que el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se impuso desde su comienzo. Es sumamente ambicioso, pues de los 230 aeropuertos con certificación LEED, sólo ocho tienen certificación platino, de los cuales sólo dos (AI Helsinki y Schiphol en Amsterdam) están fuera de Estados Unidos. Obtener los puntos suficientes para un mérito de este tipo depende de factores como eficiencia energética y de agua, innovación e integración correcta de nuevas tecnologías dentro de la organización. Para esto, aeropuertos como el NAICM requerirán de plataformas holísticas, es decir, que funcionen a lo largo de todos los sistemas y con la capacidad de adaptarse según las necesidades específicas que cada sector en un aeropuerto tiene.
Otro factor que impacta sobre la sostenibilidad de un aeropuerto es la demanda de viajeros. Cada año, el transporte aéreo en México tiene un crecimiento promedio del 10%. Esto presenta un gran reto pues, según el Airports Council International, para el 2020 se tendrá un déficit del 15% en infraestructura necesaria para servicios aeroportuarios. Con esta presión por mantener todos los servicios funcionando correctamente, será necesario mejorar la productividad y reducir costos a través de captura de datos, análisis predictivo, y la optimización de operaciones.
Hoy en día, el concepto de “aeropuertos inteligentes” está más relacionado con plataformas que sean automatizadas, ágiles, escalables y de rápida respuesta, y menos con soluciones parciales y poco sistematizadas. Los aeropuertos que adopten soluciones verdaderamente inteligentes se beneficiarán del acceso a data accionable, mejorando enormemente la precisión en la toma de decisiones.
Conforme el transporte aéreo se haga más común, los viajeros desarrollen conciencias más tecnológicas y sustentables, y la seguridad adquiera requerimientos más estrictos, los aeropuertos que busquen una ventaja competitiva deberán adoptar la intersección de múltiples tecnologías digitales y de automatización. Tecnologías holísticas como estas ya comienzan a ayudar a aeropuertos en todo el mundo a mejorar la experiencia de los pasajeros, eficiencias operacionales y cumplimiento de metas, formando así la base para un crecimiento a futuro.
*Nuestro equipo de sostenibilidad prefiere el término sobre el anglicismo “sustentabilidad”, pero insiste en que son intercambiables